Crónica negra

El otro dia estuvimos en la Riviera viendo a los Vetusta Morla. Yo tenía muchísimas ganas de verlos. Y como todo en esta vida cuando te haces muchas ilusiones, pues que al final te llevas un chasco. El sonido fue muy malo, el bajo estaba muy alto y muy distorsionado y las guitarras no se oían. Lo único que se oía medio bien era la voz del cantante. Pero lo más acojonante es que a la gente parecía darle igual, porque quien gusta es el cantante, con su preciosa voz llena de melodía y matices que te embelesan y con ese porte delgadito-moderno muy bien mezclado con un toque perfectamente descuidado... en fin, que el fanatismo que se sentía en la sala yo hacía tiempo que no lo veía, y me refiero a documentales de la tele. La gente estaba exageradamente entregada al cantante, casi no dejaban al chaval ni cantar ni hablar entre canción y canción. Acojonante. Y lo mismo pensaba el propio cantante, que no paraba de citar las palabras de Bisbal: esto es increible, esto es increible. Desde luego, deben de estar flipándolo los de Vetusta Morla, no creo que nunca se hayan imaginado llegar a este punto. Bien por ellos. Yo por mi parte, seguiré sus discos por supuesto y volveré a ir a los directos, porque me fio del criterio de mi colega el espíritu y seguro que ese puto dia el de la mesa tenía cagalera o algo. Eso sí, el mal cuerpo me lo llevé, y no tuve más remedio que dirigirme a un Burger King y meterme un Whopper entre pecho y espalda. Entonces pude dormir con tranquilidad. Por cierto, no es verdad que vayan a incluir la palabra whopper en el diccionario como sinónimo de alta satisfacción. Es todo mentira. Y aun hay más absurdeces, aquí podéis ver la hamburguesa especial que Burger King ha diseñado para uno de sus clientes más especiales: The Chuck Norris Whopper.

Y esto último es para el frente sevillano: este finde voy a estar por allí dándolo todo, como siempre. Espero veros esos caretos que tenéis todos. ¿Algún plan a la vista?

Saludos.