El concursante elige la caja con cuidado, se lo piensa mucho, porque claro, se está jugando el dinero. Ese dinero le va a venir muy bien para "tapar agujeros", o para darse algún caprichillo tipo crucero por el Mediterráneo. Mira lentamente de un lado a otro hasta que toma la decisión en función de cómo le cae el que está detrás de la caja. Ha escogido: Pepe de Lugo.
Primero, el gallego suelta unas palabras de ánimo al concursante, que siguen con una exaltación desmesurada de la amistad y promesas falsas de irse a visitar mutuamente.
A continuación el cachondo de Pepe le quita el precinto de seguridad de cartón y la abre un poco. Mira por la rendija, como si fuera a ver algo. Los de al lado se agolpan detrás también como si fueran a ver algo. Luego el tipo la abre un poco más, y todos ponen la misma cara de "ufff que mal...", y el concusante pasa un mal rato. Pero al final saca la tarjeta rápido, y puede leerse "sacapuntas", y todos son felices. El público aplaude.
Y este comportamiento se repite siempre que la caja sea buena. En el caso de que la caja sea mala, ponen las mismas caras, pero el que ha abierto la caja se siente en la obligación de dejarle claro que de verdad la caja es mala, apretando los labios, cerrando los ojos y negando repetidamente con la cabeza.
De los peorcitos concursos de la tele sin lugar a dudas. Al principio lo salvaba Jesús Vazquez, pero cada vez se le nota más que no traga a los concursantes. Y Silvia Jato... ¡maaaaaal! ¿Desde cuándo ha sido esta tía una tía buena? ¡No hay quien la aguanteeeee!
Besos a todos.
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